Define tus objetivos de cada día. Es mucho más fácil concentrarse en las tareas cuando se tiene en mente el por qué de cada cosa. Utilizar un método organizativo como GTD, que te empuja a relacionar tu actividad diaria con objetivos significativos, es altamente recomendable.
Divide cada actividad en pequeñas tareas. Tener un plan de acción te ayudará a empezar y completar cada tarea. Además, saber en todo momento cómo vas con respecto a tu plan te motivará para continuar concentrado.
Descubre cuáles son tus momentos. Normalmente, se tiene un nivel alto de energía y concentración al principio del día, y luego éste va disminuyendo. Pero no todos funcionamos igual. Si además trabajas en casa, tus circunstancias pueden ser muy diferentes. Descubre cómo funcionas y establece tus rutinas conforme a ello. Deja las tareas repetitivas para los momentos de menor energía.
Cuelga el cartel de No molestar. Avisa a tus colegas de la oficina, o a tu familia y amigos, para que no te interrumpan en ciertas franjas horarias. Edúcales para que hablen contigo en el tiempo permitido, en vez de interrumpir cada 10 minutos.
Elimina las distracciones. Silencia el móvil, cierra el correo electrónico y las redes sociales. Si trabajas con un ordenador, cierra todas las aplicaciones que no necesitas y trabaja a pantalla completa para no distraerte.
Organiza tus descansos. Si una tarea lleva mucho tiempo, descansa de vez en cuando y recarga las pilas. Si trabajas sentado, aprovecha ese tiempo para andar y moverte.
Regálate una recompensa cada vez que logres uno de tus objetivos. Dedica un tiempo a hacer cosas que te gusten, lee las noticias o tus blogs favoritos, juega a algo, vete a hablar con alguien.
Crea un entorno adecuado. Mantén tu mesa de trabajo limpia y ordenada, y elimina todo aquello que pueda distraerte. Ten al alcance de la mano todo lo que puedas necesitar (incluso una botella de agua) para disminuir las posibilidades de interrumpir lo que estás haciendo. Si trabajas sentado, disponer de una buena silla es imprescindible. Si trabajas en un sitio ruidoso, ponte unos auriculares y escucha música que no te distraiga, o unos tapones para los oídos, si la música también te molesta.
Come de forma equilibrada. Además de ser bueno para tu salud, comer las cantidades necesarias y suficientes te ayudarán a ser más productivo. Cuando tienes hambre es realmente difícil estar concentrado en algo (yo soy incapaz), y si comes demasiado te entrará sueño. La cafeína y el azúcar pueden ayudar (en cantidades moderadas, claro).
Duerme lo necesario. Además de repercutir negativamente en la salud, la falta de descanso afecta a nuestra claridad de pensar y, por lo tanto, a la productividad.
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